Los muiscas habitaron el altiplano que abarca parte de los
actuales departamentos de Boyacá, Cundinamarca y Santander. A la llegada de los
españoles, en 1537, el territorio estaba dividido en dos grandes unidades
políticas: el zipazgo y el zacazgo, que tenían bajo su control a varios
señoríos de importancia, como por ejemplo Guatavita, sujeto al zipa, y
Turmequé, al zaque. Había además algunos territorios independientes, entre
ellos los poblados situados en la región de Vélez, cuyas autoridades no estaban
subordinadas ni al zipa de Bogotá, ni al zaque de Tunja, y centros religiosos
importantes, como Iraca, que mantenía una posición de gran autonomía. La
información recogida por los cronistas sobre estas poblaciones fue, en general,
mucho más abundante que la conocida sobre otros grupos que habitaban el actual
territorio colombiano. Esto ha permitido saber de la existencia de por lo menos
tres generaciones de gobernantes y, además, obtener algunos detalles sobre
héroes míticos como Bochica. Sin embargo, conviene anotar que los cronistas
proporcionaron más información sobre los zipas que sobre los zaques,
posiblemente porque se identificaron más con las acciones guerreras de los
primeros, que con un manejo donde la política y la conciliación tenían una función
más importante, como parece ser el caso de los zaques tunjanos.
martes, 3 de diciembre de 2013
ECONOMÍA
Los indios muiscas fueron muy laboriosos. Sus principales
actividades eran: la agricultura, la minería, la pesca, la caza, la industria
textil, la cerámica, la orfebrería y el comercio.
La agricultura
Los Muiscas fueron
básicamente agricultores y tuvieron grandes conocimientos sobre los ciclos de
la lluvia, los cambios de la luna y el cuidado de los cultivos. Cultivaron en
tierras planas utilizando en algunos casos hileras de montículos; también
usaron terrazas y se valieron de la irrigación natural con apoyo de los ríos y
las lagunas cercanas a sus poblados; entre las más importantes están Guatavita,
Siecha, Tota, Fúquene e Iguaque.
Su principal trabajo
fue el cultivo de las plantas empleadas en la alimentación, como el maíz, con
el cual preparaban arepas, bollos y bebidas embriagantes como la chicha; la
papa que fue el cultivo fundamental; también sembraron la arracacha, quinua,
los cubios, ibias, chuguas, fríjoles y auyamas; el ají lo usaban como
condimento. Cultivaban frutas como guayaba, el tomate, uchuvas y curubas.
Caza y Pesca
Los muiscas obtenían y consumían carnes de curi, conejo,
venado, peces y aves. La carne de venado era consumida únicamente por la
aristocracia. La caza y la pesca eran actividades poco practicadas por los
muiscas y no domesticaron animales.
La posesión de la sal, permitió a este grupo indígena
obtener una ventaja natural sobre las tribus circunvecinas; la extraían de las
salinas de Zipaquirá, Nemocón, Sesquilé y Tausa. Tales minas constituían el
tesoro del soberano muisca y su principal recurso fiscal. El reconocimiento del
prestigio que las minas de sal representaban a la soberanía de los Chibchas, se
descubre por el comercio con las demás tribus. Según los cronistas, en
Barrancabermeja los españoles encontraron algunos panes de sal, por lo que
comprendieron el sendero que debían seguir para encontrar el pueblo civilizado.
La compactación de la sal requería hasta cierto punto
complicado, cuyos detalles han cambiado poco durante los últimos cuatro siglos.
Los muiscas explotaron los yacimientos de esmeraldas
existentes en Somondoco. Para extraerlas, removían la tierra con barras de
madera resistentes y hacían correr agua con el fin de descubrir y recoger las
piedras preciosas. La extracción se realizaba en época de lluvias.
Con las esmeraldas hacían intercambio comercial por lo que
fueron conocidas y apreciadas por tribus lejanas.
Los muiscas utilizaron también el carbón de piedra, el cual
era extraído de la región de Sogamoso; el cobre lo extraían de la zona de
Gachalá y Moniquirá; en menor escala, el oro; la mayor parte de este era
obtenido mediante el trueque con otras tribus.
Textileria
Esta industria fue de gran significado en los altiplanos
fríos de Cundinamarca y Boyacá. El Cronista Fray Pedro Simón, refiere que los
muiscas usaban mantas coloradas en señal de luto. Los indios de Lenguazaque las
usaban de diversos colores y los cortesanos de Tunja muy ricas y decoradas; los
sugamoxis envolvían los cadáveres de sus antepasados en mantas de algodón. En
estas mantas pintaron una gran variedad de motivos geométricos, al parecer de
carácter simbólico.
Gracias a las exploraciones realizadas por Eliécer Silva
Celis, se sabe que las coberturas de las momias eran telas de algodón, mallas
de fique y pieles de animales. La industria del tejido tenia para los indios
una importancia extraordinaria; todos los acontecimientos de la vida los
festejaban con regalos de mantas. Para decorarles usaban como colorantes
numerosas plantas. También utilizaron los colorantes de origen mineral o
especie de barro a base de tierras de colores.
COMERCIO
Sobresalieron por su habilidad como mercaderes; practicaron el
intercambio mercantil entre sus tierras frías y las de los llanos. Esto lo
hacían a través de caravanas por sus caminos empedrados algunos y puentes
colgantes, o en medio de trochas que les permitían llegar ante sus
interlocutores comerciales. Se concentraban para sus mercados en Funza,
Tocancipá y Turmequé. Uno de los principales productos que los Muiscas
intercambiaron a través del sistema de trueque fue la sal, a cambio de la cual
recibían oro, que luego trabajaban a su manera para volverlo a intercambiar. Lo
mismo pasaba con las esmeraldas, amatistas y topacios, piedras preciosas que
cambiaban por sal y después regresaban a sus antiguos dueños, pero esta vez
pulidas y talladas, y por lo tanto, con mayor valor agregado.
Caso similar sucedía con el algodón, producto del que
carecían. Lo obtenían mediante el intercambio mercantil y con él elaboraban
ruanas o ponchos, que tejían y decoraban con estilo y colorido particular. De
esta manera lograron desarrollar una industria textil de gran aceptación, incluso
en nuestros días.
La versatilidad comercial de los Muiscas se complementó con
el desarrollo que lograron en los medios contables crediticios, ya que supieron
diferenciar el producto y su equivalente luego de agregarle más trabajo. De la
misma manera llegaron a establecer tasas de interés sobre créditos comerciales,
lo que quedó sustentado en una legislación de acuerdos comerciales entre las
partes, que debía respetarse, so pena de recibir sanción de tipo social o
económico, mediante la confiscación de sus bienes. También usaban como monedas
discos de oro.
ESTÉTICA
Alfarería y
Cerámica
La alfarería se desarrolla en lugares cercanos a las fuentes
saladas para hacer las gachas o moyos en que se compactaban los panes de sal.
Los grandes talleres de cerámica artística, estuvieron en los pueblos
circunvecinos a Tocancipá, Gachancipá, Cogua, Guatavita, Guasca y Ráquira,
cuyas arcillas especiales ofrecían materia prima excelente para estas labores.
Los Alfareros chibchas, con los artificios de su industria
llenaban otras necesidades, tales como: husos y torteros de hilandería,
rodillos labrados para impresión de relieves, bruñidores, crisoles y matrices
de fundición, ocarinas y otros instrumentos musicales, así como multitud de
pequeños implementos cuya aplicación no se ha podido establecer.
Orfebrería
Para los orfebres Muiscas, el arte tenía un doble
significado: expresión estética y simbolismo religioso. Entre la orfebrería
muisca sobresalen los tunjos, piezas con unas características definidas: pequeñas
figuras humanas de una pieza, construidas en lámina delgada, en forma de placa
triangular. Son estilizaciones hechas en la técnica de la cera perdida. En los
cementerios y santuarios indígenas se han encontrado muestras de estas
industrias, como patenas, instrumentos musicales, vasijas y como cosa
sobresaliente los tunjos o ídolos de oro.
Los chibchas o muiscas obtenían el oro por
transacción con las tribus vecinas. Trocaban esmeraldas, mantas y algodón por
oro. Aleaban el oro argentífero nativo en proporción variable con el cobre puro
y obtenían así aleaciones de color bronceado, conocidas en Colombia con el
nombre de tumbaga.
Construcciones y Casas
Las casas comunes eran de dos formas: unas cónicas y otras
rectangulares. Las primeras consistían en una pared en círculo echo de palos
enterrados como pilares más fuertes sobre los cuales se sostenía de lado y lado
un doble entre tejido de cañas cuyo intersticio era tupido de barro. El techo
era cónico y cubierto de pajas aseguradas sobre varas la profusión de tales
construcciones en forma cónica en la sabana de Bogotá, dio origen a que Gonzalo
Jiménez de Quezada le diera a esta altiplanicie l nombre de Valles de los
Alcázares.
Las construcciones rectangulares consistían en paredes
paralelas también de bahareque, como las anteriores, con techo en dos alas en
forma rectangular.
Tanto las construcciones cónicas como las rectangulares
tenían puertas y ventanas pequeñas. En el interior el moblaje era sencillo y
consistía principalmente en camas hechas también de cañas, llamadas barbacoas,
sobre las cuales se tendía gran profusión de mantas; los asientos eran escasos
pues los indígenas solían descansar en cuclillas en el suelo. Además de las
casas comunes existían otras dos clases de construcciones: una para los señores
principales, probablemente jefe de tribu y de clan, y otras para los jefes de
las confederaciones chibchas, como los Zaque y los Zipas.
ORGANIZACIÓN SOCIAL
La base de la organización chibcha fue la familia. Los
matrimonios se efectuaban generalmente entre gentes de la misma tribu; los
jefes tenían el privilegio de poseer varias esposas. La sociedad se dividía en
varias clases: Nobles o usaques, sacerdotes o jeques, quechuas o guerreros,
comerciantes y el pueblo, que comprendía agricultores, mineros y artesanos.
Los Sacerdotes o Jeques eran a la vez médicos ; para llegar
a esta posición el indio tenía que estudiar durante muchos años.
ORGANIZACIÓN POLÍTICA
Los Muiscas estaban organizados en tres grandes cacicatos o
confederaciones: El de Bacatá (Bogotá), el de Hunza (Tunja) y el de tundaza
(Duitama). Además había otros cacicatos menores como el de Sáchica. Cada grupo
de estos tenía su gobierno independiente, una jurisdicción territorial sobre
una serie de poblados que les pagaban tributo. El jefe principal o cacique era
obedecido por todos.
El soberano más importante fue el Zipa o señor de Bacatá,
quien residía en Funza; era venerado por sus súbditos, poseía grandes riquezas,
joyas y disfrutaba de casas de recreo. Otro jefe fue el Zaque de Hunza,
soberano de gran fama, admirado, porque según los indios tenía origen divino.
El cacique Tundama se hizo célebre por ser gran militar.
Social y económicamente, entre los Muiscas existieron seis
clases o estamentos, así: los sacerdotes o jeques, la nobleza guerrera o los
guechas y los pregoneros o aquellos funcionarios que hacían conocer la voluntad
del cacique. También estaban los
comerciantes, los artesanos y los agricultores, que se regían por un orden
jurídico rígido. También sobresalieron los mineros en especial los que
trabajaban en las minas de sal y esmeraldas y por último, los esclavos que,
generalmente, eran prisioneros de guerra y a veces servían para los sacrificios
religiosos.
Los ancianos eran muy respetados formaban parte de un
consejo para ayudar a los caciques en el gobierno. Las leyes de los chibchas
eran muy sabias. Castigaban con rigor a quienes robaban, mentían o mataban. Su principal
legislador fue el Zipa Nemequeme.
Pagaban impuestos para sostener a los sacerdotes, a los
ancianos y a los inválidos; no eran guerreros pero cada soberano tenía su
ejército para defenderse, en caso de ataque o guerra declarada.
LAS CIENCIAS
Las ciencias estaban representadas por la astronomía, la
meteorología y la confección de un calendario que servía de base para la
agricultura, ya que los cultivos dependían directamente del comportamiento del
sol (Zué) y de la Luna (Chía). Dividían el año solar en cuatro épocas,
delimitadas por los períodos de invierno y verano, que a su vez se subdividían
de acuerdo a los cambios lunares. Utilizaron el sistema basado en los dedos de
las manos y de los pies para contar; al llegar al veinte, comenzaban otra veintena;
el palmo y el pie fueron sus medidas de longitud.
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